Ensordecen la mañana. Cortan el cielo, no dejan estela. Se les ve pasar a lo lejos una vez, después volverán. Llevan un rumbo fijo, ninguno revolotea, sólo se mantienen al planear. Cuando los veo pasar acaban de romper motores. Entonces es seguro. Cuando llegue agosto, el día veinte volveré a mirar, aunque sepa que hubo uno que no volvió a pisar la tierra porque la abrasó.
In memoriam
A.H.M
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