jueves, 15 de abril de 2010
Secuoya
¿Recuerdas aquella luz arbórea sobre el café,
cuando lidiábamos diariamente con
los ásperos rizos del camino?
Juntos, los dos solos.
¿Has olvidado esos momentos fugaces,
un simple otoño para una secuoya solitaria,
cuando me dejabas guardar tu mano entre mis manos,
como si fueran un cofre esmeralda
y tu mano una paloma herida pidiendo protección?
Juntos, los dos solos.
Tus manos siguen igual de frías hoy.
Las siento a lo lejos, libres.
...................................
Hosco paisaje de hierbas quemadas,
triste y silencioso,
en cuyo centro se alza el cadáver de una secuoya.
Seca, olvidada, vacía.
LMM
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