bueno queridos contertulios y divinidad presente (HKS) debido al aburrimiento de estos días, y mi próxima marcha, he decidido publicar para interés general mi diario de viaje de este verano: 11 días de viaje a alemania, chequia y austria, espero que lo disfrutéis^^
Berlín, Alemania. 29/7/09
Al calor humeante de un té rooibos Kalahari comprado esta misma mañana, me dispongo a iniciar mi relato sobre este viaje.
Puaj, este té sabe a agua del grifo del baño. En fin, hemos llegado a Berlín sin incidentes, tras una aburrida tarde de aeropuerto y un incómodo viaje en avión (será cosa mía, pero tengo la convicción de que el espacio entre los asientos de turista es cada vez menor) en el cual, mi padre a sacado a relucir que algunas aerolíneas ‘’low-coast’’ están barajando la idea de llevar a los pasajeros de pié. Una charla sobre cómo demonios podrían lograr hacer tamaña salvajada ha amenizado los últimos momentos del viaje.
Vengo a Alemania pertrechado con los apuntes de clase con la firme intención de mejorar mi dominio del alemán, o Deutschprache, como dicen por aquí. También vengo con la intención, aunque no creo que con el dinero suficiente, de apropiarme de cualquier chapa, pin, bandera y otras alegorías comunistas de la RDA.
El hotel, más ochentero que moderno, situado en el antiguo berlín este, tiene un sobrio y funcional estilo comunista tipo ‘’bloque’’ mezclado con el típco estilo turístico de las cortinas horriblemente estampadas con horteras diseños floreados, típico de un hotel más bien poco afluido (no debí fiarme de mi padre a la hora de hacer las reservas). Aunque amable y servicial, el recepcionista tiene los ojos saltones, un caminar raro y una extraña joroba, motivos por los cuales de ahora en adelante será conocido como ‘’Igor’’. Al llegar al hotel y coger las habitaciones a las 12 de la noche, a mi padre, cuán listo es, solo se le ocurre preguntarle a Igor si hay algún sitio donde cenar por la zona. Vamos mal, si tenemos en cuenta que en Alemania se sigue el horario europeo de comida a las 12 y cena a las 6.
Seguiré informando puntualmente.
Jaime Velasco, corresponsal de Radiopatio en Alemania.
Berlín, Alemania 30/7/09
Ha sido una noche horrible. Mi padre se ha empeñado en mantener la ventana abierta y las cortinas recogidas. Entre los ruidos de la calle (aquellos que dicen que en Alemania no hay vida nocturna mienten!!!), las luces y los vehementes ronquidos de mi padre he dormido menos que Hentai-Kami-Sama tras haber tenido uno de sus ramalazos de inspiración.
Tras comprobar en el desayuno que el té de Alemania no está nada mal, hemos ido a ver museos famosos. Ingenuos de nosotros, tras ver las colas kilométricas para entrar en el groBe Deuschtland Museum y el museo de pérgamo, hemos desistido, conformándonos con admirar el paisaje. Tras entrar en el Tiergarten (equivalente al Retiro de Berlín) y ver el Reichstag desde lejos, hemos ido a comer a un chino bastante malo (creedme, si ya de por sí el alemán es difícil de entender, con acento chino ya ni os cuento) y después hemos visitado las ruinas del cuartel general de la Gestapo .
Cerca de allí estaba un trozo del muro, picado y derruido para obtener pedacitos que vender a los turistas. Aunque la mayor parte del muro fue derribado, se conservan varios tramos en diferentes puntos de la ciudad, sobre todo los que tienen grafitis extravagantes. Cerca de allí estaba el archifamoso checkpoint Charlie, del cual ya no queda ni el Charlie. Tras una compra de artículos comunistas en un puestecillo cercano (artículos en los cuales estoy dispuesto a gastarme la mayor parte de mi dinero del viaje) hemos cogido el metro. Hoy hemos entrado en el metro cinco veces, y lo curioso es que en el metro de berlín sacas la entrada si quieres, porque no hay roscos d’esos de los que hay en el metro de Madrid (‘’vuela’’) ni nadie que revise si lo has comprado o no.
Luego, para cenar, hemos ido a la Alexanderplatz (como la plaza mayor de Berlín, solo que 10 veces más grande que la de sol). Nada más salir del metro (para variar) realismo socialista a tope: edificios de apartamentos que parecen bloques de puro hormigón agujereados, ocasionalmente con una pintada alegórica de las virtudes del socialismo. Pero justo al lado, el más puro estilo de la sociedad de consumo: anuncios de marcas y grandes, muy grandes almacenes por todas partes. Tras atravesar un jardín enorme y descubrir que en alemán, ayuntamiento se dice ‘’Rathaus’’ (literalmente, casa de ratas) llegamos a un complejo escultórico donde estaban representados Marx y Engels mirando al infinito. Tras un examen más en profundidad de las estatuas, llegué a la conclusión de que los obreros de la RDA habían fabricado la ropa de ambos con planchas de acero dobladas y moldeadas. Maldigo a mi padre por no disponer de la cámara de fotos en aquel momento y no poder enseñarte, querido lector, lo que acabo de explicarte.
Corresponsal de Radiopatio en Berlín informa.
Jaime Velasco
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