Como en los viejos tiempos. Una costa embravecida y un tiempo terrible, pero me agrada. Comer mucho y andar mucho mientras tu padre te presta cientos de ideas (a cada cual más ridícula, he de decir) para relatos, poemas, novelas, guiones... Una locura. El viento amaina. He estado leyendo en los últimos días a Rimbaud. Me compré una antología suya con una interesante introducción y una penosa traducción. Pero es Rimbaud. "Merde a Dieu!" y ya oigo los sonidos del París del siglo XIX. Aquí dentro hace calor. Un amigo me ha pedido que escriba un guión para un corto. Creo que lo intentaré, parece interesante. Ha empezado a llover suevamente, nada extraño. Todo sigue igual...
No puedo evitar la tentación de incluir una de las más estrambóticas y extravagantes introducciones que he podido escuchar en boca de mi padre. Según él, es el comienzo perfecto para una historia de amor con final feliz... ¡qué poco me conoce!
La conocí en un locutorio para inmigrantes. Al principio creí que me estaba haciendo morritospero aquella era su pose natural centro-africana...
Ustedes opinen...
LMM
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
jjaajajajajajajajajajjajaja! Tu padre rules...
ResponderEliminarAparte de eso, me ha gustado tu entrada bastante :)