miércoles, 30 de diciembre de 2009
Diciembre
-Gracias
Pero él sabe la verdad. En silencio se miente a sí mismo y, despacio, muy despacio, aparta la mirada. Apenas cierra la puerta y ya le escucha llorar. Ella se muere. Llama a un taxi y, ya dentro, desconecta el móvil. Se apea a dos manzanas de su casa, no hace fr'io y prefiere andar. Al bajarse el taxista le dice algo. Él finge no escucharle e intenta silbar, no puede.
-Feliz Navidad a usted también, responde finalmente. Sin embargo, el coche ya ha arrancado y se aleja al fondo. El hombre lo observa hasta que desaparece en la esquina. Se rodea con los brazos, tiritando, pero no es frío lo que siente. La calle en silencio. La oscuridad. En ese momento se da cuenta, pero ya no puede llorar.
LMM
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