miércoles, 30 de diciembre de 2009
Diciembre
-Gracias
Pero él sabe la verdad. En silencio se miente a sí mismo y, despacio, muy despacio, aparta la mirada. Apenas cierra la puerta y ya le escucha llorar. Ella se muere. Llama a un taxi y, ya dentro, desconecta el móvil. Se apea a dos manzanas de su casa, no hace fr'io y prefiere andar. Al bajarse el taxista le dice algo. Él finge no escucharle e intenta silbar, no puede.
-Feliz Navidad a usted también, responde finalmente. Sin embargo, el coche ya ha arrancado y se aleja al fondo. El hombre lo observa hasta que desaparece en la esquina. Se rodea con los brazos, tiritando, pero no es frío lo que siente. La calle en silencio. La oscuridad. En ese momento se da cuenta, pero ya no puede llorar.
LMM
domingo, 27 de diciembre de 2009
Let's say it again
¿A qué esperamos? Lo hemos visto otra vez. ¿Cuánto ha pasado desde el fracaso de Copenhague? Siempre hacemos lo mismo. Gritamos, nos quejamos, pataleamos. Solos, pegados a nuestro sillón mientras observamos con indignación a hombres trajeados. Ya se han olvidado.
No os preocupéis, que en cuanto terminen las fiestas nos volveremos a acordar durante unos segundos de toda esta mierda. Volveremos a ponernos nuestras máscaras de socialistas, comunistas, conservadores o liberales; aquella que nos haga vivir más feliz. Y volveremos a vivir lo mismo de siempre, las mismas frases, las mismas caras... Sinceramente, no estoy seguro de que celebremos un año nuevo.
¿Merece la pena? No. Y sin embargo no puedo evitar escribir estas confusas líneas sin estructura. Un café antes de volver a preguntarse qué puede hacer un hombre contra Dios.
LMM
No os preocupéis, que en cuanto terminen las fiestas nos volveremos a acordar durante unos segundos de toda esta mierda. Volveremos a ponernos nuestras máscaras de socialistas, comunistas, conservadores o liberales; aquella que nos haga vivir más feliz. Y volveremos a vivir lo mismo de siempre, las mismas frases, las mismas caras... Sinceramente, no estoy seguro de que celebremos un año nuevo.
¿Merece la pena? No. Y sin embargo no puedo evitar escribir estas confusas líneas sin estructura. Un café antes de volver a preguntarse qué puede hacer un hombre contra Dios.
LMM
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