Que impulsa a los hombres a cometer genocidio; a decidir sobre la vida de personas totalmente ajenas; a gente inocente o culpable, simplemente, se creen personas con capacidad para decidir sobre los demás. Que piensan, ser superiores; simplemente nacimos iguales y fuimos criados de manera distinta, ¿acaso eso los hace dioses o semidioses? Hechos como nuestro lugar de nacimiento, nuestras circunstancias, nuestra educación; nuestra forma de pensar nos otorga algún poder para destrozar y hacer añicos los corazones de los familiares de las personas asesinadas.
Que ocurre en esta sociedad en la que cada uno hace una acción por un motivo, más o menos justificable en el caso de que pueda ser justificado, y ello conlleva con la muerte de centenares y centenares de personas de las que sólo queda en recuerdo vago en la mente de aquellos que les querían. Pero, sinceramente, ¿qué castigo merece un asesino de masas? ¿La muerte que el dio?, la tortura, cadena perpetua... pero, ¿existe algún motivo de suficientemente peso para vulnerar los derechos humanos fundamentales como la vida y la libertad? Parémonos a reflexionar, el bien y el mal son conceptos creados por nuestro cerebro, dictados por una moral y el sentido común, perfilados por nuestra conciencia. Entonces, no es posible que lo mágico de ser diferentes, lo bueno, también deba obligar a tomar las medidas pertinentes dependiendo de la mente del asesino. Por lo que, tal vez, sólo tal vez, el no obré mal; si no que tan solo sigue el camino dictado por su moral. Si este fuera el caso, ¿sería ético condenarlo?, por supuesto piensan la gran mayoría ya que ha acabado con la vida de un gran número de personas, pero, y si sus ideas fueron las acertadas, y nosotros le castigamos; y si tan solo era un salmón nadando a contracorriente que necesitaba nuestra ayuda y apoyo, no una condena que le prive de la libertad y provoque en él un odio hacia la gente corriente. No sería más ético juzgar conociendo o al menos permitir la explicación de los motivos que lo hicieron tener unas ideas tal vez muy radicales y que acabó con el asesinato de un gran grupo de personas. Desde mi punto de vista, todo ser humano merece ser escuchado y atendido en la medida de lo posible, por lo que creo que es algo insensato condenar a la gente distinta que ha cometidos los mismos delitos a la misma sentencia, o a sentencias completamente opuestas dependiendo del lugar en el que se realice el juicio. Mas, ¿no hemos sido nosotros los culpables del mayor genocidio de la historia, la eliminación sistemática por parte de la sociedad de las libertades individuales y colectivas? “El mayor castigo del culpable es que nunca será absuelto por el tribunal de su conciencia”; Juvenal Decimus Iunius.
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